A los dos días de que el
Faraón Gallardón (el jefe de su señora esposa) decida actuar contra el botellón (que no contra la Botella) nuestro expresidente,
Aznar, ha dicho en el país de Europa con más muertos en carretera por conducir borrachos:
Déjame que beba tranquilamente (mire usté)Yo siempre pienso, ¿y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí?Las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber déjame que las beba tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie ni hago daño a los demás.
A mí no me gusta que me digan no puede ir usted a más de tanta velocidad. (Aquí sin duda se refiere al límite de 70 mk/h en la M-30, si es que no hace más que tirarselas dobladas al Faraón)
Si al expresidente le parece bien conducir a cualquier velocidad con cualquier cantidad de vino en sangre, ¿quiere esto decir que le parece igualmente bien beber en cualquier parte, orinar y vomitar en cualquier lugar, arruinar cualquier barrio y gritar a cualquier hora, esto es, el botellón? ¿Está nuevamente desaoutorizando al jefe de su señora esposa?
Y lo que es más importante, ¿qué opina el
Partido Tetista de esto?
Por una parte, en el
Partido Tetista nos congratulamos de este espaldarazo moral: si él fue presidente, cualquiera puede (no, tú no,
Sebastián: todo tiene un límite).
Por otra, está claro que
Aznar no pretende más que crispar llevándonos la contraria dado que nos hemos manifestado contrarios al botellón. Claro que no íbamos a solucionarlos a ostias (método
Faraón), pues por alguna extraña razón a la hora de dar porrazos nuestra policía no distingue bien paseantes aislados, inofensivos y asustados de grupos de macarras con el rostro tapado y armados con palos y botellas; ni dialogando con los borrachos, como propone el
Don Nadie, justamente porque siendo también borrachos sabemos lo dificil que es dialogar con nosotros (y si no, mirad como dialoga el expresidente)
Resulta que en el país del ladrillo la normativa de insonorización de viviendas es mucho más deficiente que la de países del grado de modernidad de Portugal o Grecia. Esto hace que en nuestras viviendas escuchemos comunmente desde las ventosidades del vecino de arriba hasta el trasiego de los viandantes, y es una de las causas de la normativa que hace cerrar al 80% de los locales a las 3, que tratan de exprimir al máximo sus beneficios en esa franja subiendo los precios y dando garrafón, los hideputas, causas muy vinculadas al botellón.
Nuestro paquete de medidas:
-Normativa de insonorización de viviendas, para que no nos despierten y frusten los polvetes de las vecinitas.
-Pena de muerte en España para quienes distribuyan y vendan garrafón, que es fraude, delito contra la salud pública y sacrilegio al tiempo (mira, un pecado trinitario, como Dios).
-Disolución de los botellones en cuanto empiezan a formarse, no cuando se han congregado mil borrachos y hay que llamar a los antidisturbios.
De este modo los españoles dormiremos mejor, nos despertaremos de la resaca mejor, pasearemos por nuestros barrios y jardines mejor y tendremos una vida sexual mejor.
Y así, en hermandad y felicidad, seremos un país mejor.
Vote Partido Tetista, por un país con un Ballantines mejor.